Hoy celebramos un Thanksgiving de petatiux (amo la expresión "de petatiux") porque vino mi papá, que es uanjondridpercentgringouuu
aunque yo sea uanjondridpercentméxican. Larga historia que no da para post, sino para película de Almodóvar (by Plaqueta).
Tons estábamos todos acá en el pueblo en casa de mi mamá comiendo torquei y pompquinpai (bah, me quedó bien rico el pompquinpai pero fue un fracaso, sobró un buen, y eso que era
lowcarblowfatlowcalloweverything y no le iba a dar culpa a nadie), cuando notamos que muchos gatos andaban rondando. Y eso antes no pasaba, sólo perros y ratones de campo y alacranes y arañas patonas y
cochinillas trepadoras. Mi madre nos informó: son los gatos de los chairos (o sea, los felinos que pertenecen a los chairos, no que los chairos sean unos gatos) que viven en LA CABAÑA (más información al final de
este post), y ps llevan una semana viniendo aquí aunque
la Güera les gruña.
Luego "abundó" (amo el verbo abundar,
él también, es taaaan de "nota periodística"): se supone que los gatos avisan a la gente cuando su amo se muere, ¿qué tal que nos quieren decir que uno de los chairos ya se petatiooooó?.
La idea nos pareció bien atractiva. ¿Y si sí hay un chairo muerto y nosotros lo descubrimos? ¡UoUouoUOUOuoUOuOuo!
Y luego que, como ya señalé en aquel viejo post, LA CABAÑA es como de escubidujuer
ariu:
¡El fantasma del chairo muerto!
(y que le quitan la máscara y que resulta que es el gobernador de Tamaulipas, ¿no?)
¡Ay sí! ¡Sería el Thanksgiving de petatiux más padrisísimo de la historia si encontráramos al chairo muerto!
Pero si sí, qué hueva llamar a la policía, dijo alguien.
Nah, pero ahí mañana en la mañana que se encargue la mamá de Tamara, respondió otro.
Mñeeeeeh, arguyó mi madre.
Luego
Luz señaló (también amo el verbo "señalar", es taaaan de "nota periodística") que ella sabía cómo oler a los muertos: huelen a queso azul. Nooooh ps ya: había que ir a oler al muerto.
Tons se armó la comisión "ir a ver al chairo muerto". El plan era que si uno de los chairos abría la puerta, ps le iban a decir
ps que si no tenía un tooooque carnal, pa que no se viera ahí todo "jijijiji, vinimos a ver si estabas muerto pero no, jijijijiji". Noooooh mamar, y ahí estaban todos nerviosos de que iban a oler al muerto y ver las cebollas a medio cortar y la escopeta y el charco de sangre y luego el zapato y luego ¡ay el muerto!
Y zaz que se lanzan.
¡CHAN CHAAAAAAAAN!
¡CHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN!
¡XRAAAAAM!
Y regresaron y dijeron: no huele a muerto, no hay nadie, no hay coche, no hay nada, sólo está cerrado con llave y dejaron a los gatos afuera sin comida y ya.
Fue un anticlímax tan grande que mereció este post. Ay, como el final de aquella novela que no les voy a decir cuál porque si la leen se las arruino.
Moraleja: si un gato llega a maullarles es que tiene hambre o quiere que le hagas piojito, no tiene ningún mensaje tétrico para ti, tan tan.
Etiquetas: chairos, enseñanzas de la vida, mi pueblo