¿Qué dijeron, que ya me había quedado foreverandever en El Salvador?
Yo iba a hacer algunos posts de "mientras" pero ya se me olvidó de qué se trataban.
Así que seguiré con dos entregas de mi viaje:
1. Fui al cementerio "de los hombres ilustres". Me pregunto quiénes pertenecían al comité que aprobaba o rechazaba las solicitudes de los muertos para ser calificados como "ilustres" y/o como "hombres".

Tuuuuururuuuuu

Bueno, este ñor me cae que sí era ilustre, se le nota luego luego en la cara.

"¿Les parece digna esta tumba para un hombre ilustre como YO, DoctorLucianoHernández?"
No entendí si no se valía lavarlas dentro de la pila, o si no era conveniente porque cuando las metías quedaban depiladas.
Uy uy, y las mejores fotos panteoneras me las estoy reservando. Ahí luego.
2. El buen Rafael Menjívar nos llevó a un chupadero (que es como una cantina pero tropical) de altura:

No probé la cerveza Pilsner porque son demasiados carbos goooooei, pero sí el garrobo, que en la naturaleza luce así:

¡Ay mi vidaaaaa!
Por otro lado, había unos tiras (que allá se llaman cuilios) chupando. Llegó un vendedor de relojes robados y ellos le compraron harrrrrto. Sé que no es ninguna sorpresa pero ps acá no son tan descarados, ¿no? Me dio miedo sacarles una foto en la acción, porque una nunca sabe cómo funcionan los tiras de otros países:
Pronto: más cosas de aquí y allá.
Etiquetas: viajes