Hoy fui a mi cita para obtener la visa gringa
Luego una mujer oriental que no hablaba ni español ni inglés ni mixteco se enojó porque puse mi huella digital antes de tiempo en la maquinita-lectora-de-huellas-digitales. ¡Pero ps yo no sabía qué me estaba diciendo ni en qué idioma!
Pasé a las ventanillas y vi cómo bateaban a dos personas de forma terriblemente grosera, después de haberles preguntado hasta la marca de los calcetines de su tercer hijo. Me dio espantos. Mi cónsul-verdugo tenía expresión ultrabitchy. Me dio más espantos.
Me pregutó que si ya había ido a los Yunaiteds (y sí), que cuánto tiempo llevaba chambeando en mi chamba, que cuánto ganaba. Y luego:
–¿Estaahs tituladha?
–Jijiji... no.
–¿Siguehs estudiandou?
–Jijiji... no.
–Entohncess, ¿comou conseguisteh trhabajou en esa ahenciah?
–Es que... tengo un blog.
–Oh, that's cool!
Y entonces aprobó mi solicitud y mi chairo interno se puso loco porque no conformes con los pinches 130 dólares que cuesta la cita todavía tuve que pagar 55 pesos para el envío del pasaporte+visa a mi domicilio, o seaaaa gooooei.
Pero ya voy a poder ir con los gringos a conocer mis raíces y comer pumpkin pie y celebrar el cincoudimayou y comprar productos light en Gualmart.
Gringos: bigüerrrrrr.
Etiquetas: (ya no) nací para perder, chairos, el blog sí deja