Ayer iba a ver un depa que sonaba de maravilla. En la tarde, antes de ir a conocerlo, me eché una siestecita para compensar lo no-dormido del domingolunes del post anterior. Soñé que era un lugar enorme, iluminado, y que aunque tenía alfombra (guac), definitivamente era el milagro inmobiliario que estaba esperando. El único problema es que tenía que competir contra un alemán gordo y bigotón que también lo quería rentar. Antes de saber el final de la emocionante historia, me desperté.
Fui a ver el depa. Al ver el edificio pensé: es demasiado bueno para ser verdad, algo aquí no puede costar lo que decía el periódico, debe ser el cuarto de azotea convertido en "departamento". Aun así le di una oportunidad y toqué el timbre.
Cuando la dueña abrió la puerta del interior 8 el corazón se me detuvo. Era aun mejor que el del sueño: enorme, iluminado, techos altos, acabados art deco, muebles originales en el baño, dos recámaras con clóset, cocina con mosaicos de cuadritos rojo-blanco, patio interior (¡en un tercer piso!), vista a una calle hermosa, impecable, piso de duela (¡no alfombra!), línea telefónica instalada, tanques de gas listos para rellenarse; todo por un precio irrisorio. La ñora me empezó a decir las restricciones: no fiestas, no animales, no niños, no comuna hippie, no mujerzuelas (¿?), no blah. Yo estaba dispuesta a aguantarme, total: después del último reven quedé tan enojada que no me quedan ganas de hacer más, mascotas nada más mis amebas y el virus de la gripa, chamacos ps sólo mi niño-gordito interno, chairos sólo de visita, mujerzuelas pa qué (hombrezuelos sí, pero siempre puedo decir que "es mi primo que vino de Chihuahua"), etc. Así que:
Yo: ¡Lo quiero, lo quiero, lo quiero! Ahora mismo voy al banco a depositar lo que se necesite, le pago más meses por adelantado, ¡démelo ya!
Dueña: ¡Aaaaah! Pero es que ya se lo renté a una francesa.
...
Es el acto de crueldad más espantoso del que he sido víctima. Si ya se lo había rentado a alguien más, ¿para qué coños me lo enseña y todavía me habla de las mujerzuelas?
Salí con ganas de llorar. No es justo. Ya no quiero ver más depas, tengo el corazón destrozado, ya no creo en el mundo inmobiliario, ya no.
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