Desorden

Mi casa es un desorden tridimensional con vida propia, un organismo que a voluntad se traga cosas: recibos de honorarios, botellas de perjume (sí, con j), ideas brillantes, contratos inmobiliarios, aparatos meidinchaina, malos humores, calcetines de bolitas, novelas a medio leer, muñequitos de plástico, secretos de estado, latas de sopa.

Hace diez meses el desorden chocarrero se pasó de lanza, y se tragó unos lentes ajenos. Al día siguiente los regurgitó, pero ya todo había cambiado y las cosas se veían diferentes. El desorden se había extendido por doquier, se nos había metido hasta la médula (por fortuna en sentido figurado: ninguna célula hematopoyética del tuétano salió afectada con esta historia) y la vida estaba muy patas arriba como para pretender que todo seguía "normal". Y clap clap, porque lo "normal" fúchiles.

¿Quién puso el desorden (punto com)? Es un misterio. Pero qué bien, qué chingón, albricias, qué bueno que lo hizo.

Hoy no sé qué pasa. Las cosas se quieren ordenar, poner cuadradas, así bien gachas y feas y "normales" (y blargh con lo "normal"), por más que trate de rearmar el desbarajuste que tanto me gustaba. Cada cosa en su lugar, según reglas que yo desconozco, que no sé cuándo se inventaron, reglas que siempre se andan rompiendo sin que yo me dé cuenta, pero que igual se rompen (¿cómo se puede romper algo que no existe?) y sus cachitos se te entierran en la carne y auch.

Yo solita puedo encargarme de crear la mayoría de mis desórdenes: mis revistas regadas por el piso, mi clóset ladeado 45 grados, mis planes postergados, mis sobrecitos de Splenda sembrados en los lugares más inverosímiles, mis documentos de Hacienda manchados de aguacate, mis fragmentos de ideas extraviados, mi refri en la sala -como Tótem-, mis sempiternos pendientes, mis atuendos desastrosos, mi lenguaje atrabancado, mi dieta sube y baja.

Pero hay géneros de desorden para los que se necesita de otra persona. No voy a rogar (aunque se me da), no voy a forzarlo, no voy a desordenar las cosas así a la de a huevo. Simplemente me gustaría que siguiera.

Y ya, fin del post.




Espero que sólo del post.