Colosio y la amistad

Mario ya subió una foto de Colosio sonriente siendo limpiado, pero no lució lo suficiente en su post, así que les presento las mías:

—A ver Luis Donaldo, te limpio el ojo porque hasta parece que se te corrió el rímel.
—Jiji, zí.

—Ay Luis Donaldo, ya te babeaste todo y traes un laguito en el cuello de tu camisa, a ver, te limpio.
—Jijiji, zí.

***

El día que organicé mi despedida de la oficina, hace más de dos semanas, fue una de las jornadas laborales más espantosas de mi vida (ahí despueeeeeés les cuento por qué).

Llegué devastada al lugar donde había citado a mis coguorquers (el elegante bar del elegante Hotel Marbella) para que me dieran un abracito por los meses que pasamos juntos. Estaba TAN deprimida que, pa' que la escena fuera MÁS dramática, secretamente deseé que no llegara NADIE para quedarme bebiendo güisqui en las rocas mientras leía el libro de Michel Houellebecq (el autor más depresivo del cosmos) que me estaba chutando entonces. Uf, qué cuadro.

¿Y qué creen? Que casi casi se me hizo. Pasé más de media hora en soledad, bebiendo el güisqui prometido y leyendo al pinche francés malacopa, contemplando además los carteles que adornan el lugar:

Luego llegaron mi jefe inmediato (hubiera sido EL COLMO que faltara), Mario (que ps después de casi 13 años de amistad ni hubiera habido pedo), el Roma con su chica y María. Los puros blogueros de la agencia (salvo mi jefe, pero es que es de otra generación). Nomás faltó el Barbabosa pero a él le perdono todo, y el Julio, pero él es nuevo y como es emo qué tal que lo golpeaban (jiji).

Y ya. La verdad estuvo bonito y el lugar fue un gran hallazgo. A ver cuándo se arma algo más chido ahí. Sospecho que hasta hay karaoke, ¡uuuh!