Florido

Mi primer día en las calles de Niuyor conocí a un güey que acababa de llegar de Florida. Hablaba sureñísimo, me costaba un huevo entenderle, pero tras unos minutos de blah blah blah me acostumbré a su acento –como cuando estoy viendo Lost y ya después de un rato empiezo a comprender qué chingaos dice Sawyer. Me contó que estaba harto de su familia cristiana, de vivir en un pueblo donde no había nada, de ser un músico de rock incomprendido, de no tener suficientes amigos ps así buena ondaaaaa goooei, y de la ignorancia de los habitantes de su estado. Se declaró fanssss de la filosofía de Kurt Cobain (¡sopas!) y sssssss era bien pacheco gooooooei. Dijo que no le gustaba eso de internet (¿?).

Ay, estos gringos.

Cuando me dijo que le gustaba escribir poesía empecé a sospechar. Luego me di cuenta de que el güey no tenía idea de que existía alguna diferencia entre un español, un peruano o un mexicano. Así de plano.

Pero lo más cabrón vino después. Empezamos a hablar de que uy sí qué padre Niuyor y la verga de ocho patas (¿o debería decir la vagina de ocho patas?), y entonces me pregunta: ¿Y por qué no empacas tus cosas y te vienes a vivir para acá? Y yo: Esteeeeee... mira, cómo te explico, pues porque soy mexicana, y sería ilegal, y ps sí hay un chingo de gente que lo hace pero yo soy bien maricona y me daría miedo y me daría espantos y la migra me jalaría las patas en la noche.

El güey me vio con cara de "ay, estos mexicanos que no se enteran de nada". Y me soltó: ¡No te preocupes! México YA es parte de Estados Unidos, ¡como Puerto Rico!

¡Ah! ¡No sabía! Mañana me voy para allá, ¡gracias por la información!