Pongámonos políticos (con el chairo HASTA LAS NARICES)

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Si usted odia a AMLO, no lea este post. Váyase a ver si ya puso la marrana. Gracias.


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(en el metro)

Un güey (a unos güeyes): Sí, y que lo desafueren (sic) y que lo metan al bote.

Yo: ¡Güevos, pendejo!

El güey (y los otros güeyes): ... (*cara de "nunca antes una pinche-fresa-semi-güerita-vestida-de-rosa me había dicho groserías en el metro, y ahora no sé cómo reaccionar")

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Ando con el chairo trepadísimo. Echo chispitas por las orejas.

Orwell decía que cuando una postura política se te mete en la cabezota, te pones pendejísimo y que no oyes razones, no-oyes-no-oyes-eres-de-palo. "Nacionalismo" lo llamaba, aunque dejaba claro que no necesariamente tenía que ver con tu país o con la ideología oficial de éste. Y entonces cualquier cosa, por nítida-explícita-evidente que sea, se va a teñir del color de tu nacionalismo-come-mentes. (fin de la referencia presuntuosa)

Si ustedes que odian a AMLO no siguieron las instrucciones al principio de este post, y ya llegaron hasta acá, déjenme decirles: no me importan sus argumentos, no los voy a escuchar. Somos víctimas de eso que Orwell decía. No me van a convencer, ni yo a ustedes. Así que olvídense de discusiones políticas clavadas. Bueno, ya, váyanse, no sigan leyendo.

Si usted no odia a AMLO:

¡MAÑANA VAYA AL ZÓCALO, COÑO!

Allá nos vemos, ¿eh? ¿EH?