Plaqueta y ya

Antes "Verde Plaqueta" (aunque todavía es verde); antes antes "Documentando mi pasado, pa' que haya constancia" (aunque todavía lo documento, y todavía es pa' que conste).

jueves, agosto 28, 2008

Nueva sección culturosa: lecturas de gimnasio

Como estoy regorda –otra vez– ya regresé al gimnasio –otra vez. Cuando me preguntan: ¿y qué haces en el gimansio?, yo les respondo: pues leo. Es que eso del ejercicio es una actividad antinatura para mí, entonces ps me tengo que distraer con algo, y como siempre tienen sintonizados los PEORES canales de tele (ayer estaban todos hipnotizados viendo uno de esos programas donde todos gritan y todos bailan y hay una encueratriz nomás porque sí), ps me llevo mi librito, una práctica que en cierta forma ya se ha cuestionado en este post.

Hay un entrenador gordo que siempre me dice: "qué estudiosa". Como si los libros fueran para "estudiar" y ya, párale de contar. Hay otro entrenador pendejeeeeeésimo, de bigotín, que da la mano flácida al saludar (giaarrghhh) y que siempre llega a interrumpirme para preguntarme mi ritmo cardíaco. Como si yo le anduviera preguntando intimidades a él, igualado.

Tons, para rescatar aquella actividad reseñadora-de-libros-en-menos-de-10-líneas que desempeñé (me encanta el verbo "desempeñar") en mis años mozos en El Universal, les hablaré –sin ninguna autoridad literaturienta-culturosa, y desde mi perspectiva "soy solo una pobre mujer chubby que compra libros para irlos a leer al gimnasio", como en aquel en entonces, sólo que en aquel entonces sí era flaca– les presento mis lecturas de elíptica:

Socorro, Perdón, de Frédéric Beigbeder

(no puedo pronunciar el apellido de ese güei)


(foto estilo NEB)

El protagonista, que según la parte de atrás del libro ya había salido en otra novela –13'99 euros, corro a comprármela–, es un adulto contemporáneo, así todo metrosexual y guapetón, que se dedica a reclutar chavitas despampanantes para convertirlas en modelos de cremas cancerígenas. Y de paso se las tira, ya que anda por ahí, pero sin enamorarse, porque es un profesional. El güei se va a Rusia, donde hay belleza pa' aventar pa' arriba, a buscar a LA MODELO que le encargó un cliente. Y en esas, zaz, que la encuentra, así toda puberta y hermosa y filosa y fabulosa, y zaz que la chiquilla le mueve su fino tapete, y zaz que la cosa se pone freudianamente bíblica y griegamente trágica y trágicamente rusa.

Uy, se me pone la piel chinita de acordarme.

Fin de la reseña-en-menos-de-diez-líneas.

Ya me voy. ¿A dónde? A leer al gimnasio, 'ora que está vacío.

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