Me caga el día internacional de la mujer

NOTA agregada en marzo de 2016:
Este texto lo escribí cuando estaba muy confundida y no tenía idea de qué era el Día Internacional de la Mujer, de qué era un día, una internacionalidad o una mujer. Era la típica persona que hablaba por hablar. Lo dejo tal cual como prueba de que uno sí se puede desapendejar, desechar posturas babosas y borregas, aprender y cambiar. O por lo menos leer Wikipedia.

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Me caga que el 8 de marzo nos convirtamos en seres TAN extraños que hasta nos dedican un día especial de festejo, como si fuéramos cosas rarísimas cual secretarias o compadres. Me caga el feminismo gratuito. Me caga el feminismo en general. Me caga que los candidatos perredistas digan que sus gabinetazos van a estar conformados 50% por mujeres, como si el ese pinche cromosoma X fuera garantía de talento burocrático (cuando se ha comprobado exactamente lo contrario: ay del pobre a quien le toca una tarada tras la ventanilla o del otro lado de la línea telefónica). Me caga que las maistras de escuela digan que las niñas son mejores, y que propicien así una innecesaria y pendejísima confrontación entre géneros desde la más tierna infancia. ME CAGA que los taxistas y funcionarios de pollería me digan "felicidades" este reputísimo día. Me caga que los periódicos estén llenos de notas "de género" (y ésta me llenó de espantos e hipocondría... ¡no quiero ser menopáusica!). Me caga que las mujeres se sientan orgullosas de ser mujeres, y ya nomás por eso (qué pinche fácil, yo me voy a poner orgullosa de los caprichitos que la ruleta genética me aplicó, ¿no?, como que mis dientes están separados o que tengo pies gigantes o que mi cabello es esponjoso o que salí con propensión a la marranura).

Las personas son pendejas como personas, no como hombres o mujeres o helechos o taparroscas. Las personas son talentosas y/o chingonas como personas, no como hombres o mujeres o losetas o bolas de pelusa.

Oh, estoy TAN orgullosa de ser una bola de pelusa.