Reencuentro con el frutsi

El otro día iba en un microbús, cómodamente sentada. En un alto, unos muchachos que estaban afuera, en el parabús, empezaron a darse de codazos entre sí, señalándome. Yo me hice güey, como la sociedá me ha enseñado a hacer. Uno de ellos decidió establecer contacto conmigo: me salpicó frutsi sabor tutifruti a través de la ventanilla. Con el rostro y el cabello perlados con gotitas azucaradas color rojo, agité mi puño en fársico ademán de furia. La verdad es que me dio mucha risa (a pesar de que NO SOPORTO la pegostiosidad de las bebidas azucaradas), nomás no pude enojarme. Los jovenzuelos se escondieron detrás del anunciote de Champú Sedal de la parada, tímidos y abochornados, riéndose tontamente.

Este es el momento en el que todos me dicen: "¡Eres una tonta! ¡Te hubieras bajado a darles de putazos!" Nah.