Pánico

Iba yo en la mañana pendejeando hacia metro Tacubaya y entonces: verga, no traigo mi cartera. Me la robaron ayer en la peda, o se me cayó al piso y la encontró alguien malévolo, seguro segurísimo, y ahorita ya fueron al Walmart y pagaron con mis tarjetas dos teles y treinta y siete botellas de Absolut y tres kilos de frijoles turcos y cuatro sierras ahumadas y un puñado de oro con ellas. Todo eso pensé. Y se burlarán de mi carota y de cuán fea salí en todas las fotos de credencial y muahahaha mírala cómo la despojamos de sus bienes y och.

Regresé corriendo a mi casa, metí la pata en un charco de agua puerca, tomé un taxi desos careros y casi me da el soponcio. Llamé a los bancos pa' cancelar todo, con la esperanza de que los maleantes me hubieran dejado unos centavos, y me resigné a meses infernales de no-identificación y señorita yo no le puedo dar sus cortinas ni su ropa ni sus derechos porque quién sabe quién es usted.

Ya que los del banco se habían embolsado lo de la reposición de las pinches tarjetas, hice una llamada sensata:

-¿No se quedó mi cartera en tu coche?

-Uhm, déjame ver. Sí.

Toing.