Puras tragedias

La computadora se me llenó de virus. Un espaigüer-malgüer agresivísimo, lo destruyó todo. Yo estaba muy preocupada. Pasé toda la tarde leyendo tutoriales "desinfecte usted mismo su computadora" y bajando adagüers y antivirus que le hacían lo que el viento a Juárez (paladín de la libertad). No había nadie que me ayudara. No me contestaban los mensajitos. Yo estaba sola como rata (¿las ratas están solas?).

Cada vez había más anuncios emergentes y pantallas pantallas pantallas y todo atorado. Y arriba justo arribititititita de mi cabeza la banda del primo de mi novio ensayaba y ensayaba rock destemplado y arrribitititititita de mi cabeza el bombo tas tas tas tas.

Ni siquiera podía reformatearla. Todo había terminado. Los DOS discos de Windows que trajo Raúl estaban descompuestos. Tanta mala suerte es imposible. IMPOSIBLE. Yo lloraba.

Al fin hallé un XP polvoso y rayado. Jaló. Reformateé. La tranquilidad reinó. Los ruidosos de arriba se fueron. Yo puse metal melodioso y ultra fresa y guitarras turirurururi.

Pero ya era de madrugada. No pude trapear. El piso sigue pegostioso de la fiesta del sábado, chale. No puedo ser un ama de casa feliz.