Cápsulas de valeriana

No quiero hacer mi tarea. Mejor les cuento de mis maravillosas cápsulas de valeriana.

Hace millones de años, Absorto me recomendó esta plantita pa' dormir. Pero como mi problema solía ser el contrario (dormía DEMASIADO, pregúntenle nomás a quienes estudiaron la prepa conmigo), no había "tenido la oportunidad" de llevarlo a la práctica.

Ahora que siempre estoy estresada, me levanto a las 4:30 de la mañana por gusto, y a veces a mitad de la noche nomás a hacer rumia mental de mis pendientes, me cayó de maravilla. Viva la valeriana.

Ayer, antes de dormir, me tomé dos cápsulas. Huelen espantoso. Pero qué buen efecto. Cuando me dio sueñito tumbador y puse mi cabeza en la almohada, fue como cuando me voy a dormir pacheca: la mente ya anda en interesantísimos absurdos oníricos, pero hay una parte despierta-consciente que los ve desde este lado y dice: se me trepa el chairo.

Dormí largo y tendido, y tuve un montón de sueños bien nítidos, de los que me acordé en la mañana. Chulos mis sueños, sí. En uno de ellos, descubría que mi departamento tenía un nuevo cuarto, ¡que no estaba tomado por la mugre! En otro, me daba de besos con mi profe de francés. Ah, y hubo también en el que las estaciones de metro parecían construidas por Escher (este es muy recurrente).

Ya, éntrenle.